El Patio Andaluz volvió a brillar en el Rosedal
06 Octubre 2025
Luego de casi un siglo de historia, el Gobierno porteño completó la restauración integral del Patio Andaluz, uno de los íconos del Rosedal de Palermo. La obra, que implicó tareas de conservación y recuperación de sus piezas originales, devuelve el esplendor a un espacio que simboliza el vínculo cultural entre Buenos Aires y Sevilla.
En el corazón del Parque 3 de Febrero volvió a brillar una joya patrimonial: el Patio Andaluz. Construido en 1929 con materiales que llegaron en barco desde España, el espacio fue completamente restaurado por la Ciudad de Buenos Aires en la primera intervención integral desde 2008. Azulejos originales, relieves, bancos, fuentes y pérgolas fueron recuperados en una obra que rescata no solo su valor estético sino también su historia, marcada por la hermandad entre Buenos Aires y Sevilla.
“Cuidamos nuestro patrimonio cultural porque es fundamental para la Ciudad. Ya restauramos completamente el Patio Andaluz y muy cerca, también en el Parque 3 de Febrero, estamos avanzando con la ampliación del taller del MOA, Monumentos y Obras de Arte, un espacio de la Ciudad donde se cuidan y recuperan las esculturas del enorme museo a cielo abierto que es Buenos Aires”, explicó el jefe de Gobierno, Jorge Macri.
Construido en 1929, el Patio Andaluz es un jardín histórico que conserva azulejos sevillanos con representaciones de episodios del Quijote, la obra maestra de Cervantes, y escenas de la vida española clásica: juergas, duelos entre caballeros antiguos y el trabajo de alfareros, entre otras. En la fuente principal, ubicada en el centro del patio, se puede leer la dedicatoria que acompañó, a comienzos del siglo pasado, el obsequio de Sevilla: “A la caballerosa y opulenta Ciudad de Buenos Aires en testimonio de comunicación espiritual, Sevilla ofrece esta muestra de la industria de Triana, el barrio de los laboriosos alfareros y los intrépidos navegantes”.
En enero de este año, la Ciudad inició la intervención sobre el Patio Andaluz con un criterio de restauración conservativa integral. Durante los últimos nueve meses se realizaron tareas de limpieza y consolidación de superficies, además de la recuperación de piezas decorativas como mayólicas, olambrillas, teselas y azulejos. El proceso se basó en documentación gráfica y fotográfica para respetar el diseño, el patrón y la materialidad originales, evitando cualquier intervención subjetiva.
“Tenemos más de 2.000 piezas de arte en el espacio público. Más allá de su origen, son las que le dan identidad y carácter histórico a la Ciudad. No solo reparamos los daños físicos, sino que trabajamos con precisión y rigor para garantizar que cada pieza conserve su autenticidad histórica. Preservar el patrimonio presente en el espacio público debe ser un esfuerzo colectivo”, aseguraron desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana.
Los trabajos incluyeron la restauración de la fuente central con su histórica dedicatoria —donde se repuso el pico vertedor, se consolidaron relieves y se trató la taza para generar una unidad cromática visual—, una fuente secundaria, ocho escaleras, pisos, barandales, columnas de hierro, pérgolas, y una veintena de bancos ubicados tanto dentro del patio como en los caminos frente al lago.
Una historia centenaria: el patio sevillano que llegó en barco desde España
El Patio Andaluz cumplirá, el próximo 13 de octubre, 96 años desde su inauguración en 1929. Sin embargo, su origen se remonta a 1923, cuando el entonces intendente Carlos Noel convocó al arquitecto y paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier, de destacada actuación en Sevilla, para asesorar a la Municipalidad en la mejora de los espacios verdes porteños. Entre sus propuestas figuraba la creación de un “jardín español” para el acceso al Rosedal.
Paralelamente, el Círculo Andaluz de Buenos Aires gestionaba con el Ayuntamiento de Sevilla la construcción de un patio que evocara la tierra natal de esa colectividad. El diseño fue obra del artista sevillano Juan Talavera, inspirado en el patio-jardín del Asilo de los Venerables Sacerdotes, en la antigua judería de Sevilla.
Según las crónicas, en marzo de 1926 arribó al puerto de Buenos Aires el buque Mont Genèvre con el primer envío de materiales: 40 bultos con un peso total de 2.149 kilos que contenían columnas y herrajes. Azulejos y mosaicos llegaron más tarde.
En un principio se pensó ubicar el nuevo patio en la Plaza Belgrano, pero finalmente se resolvió emplazarlo en el Parque 3 de Febrero. En agosto de 1929 comenzaron las obras bajo la conducción de Carlos León Thays (h), titular de la Dirección de Paseos, quien adaptó el proyecto original a un espacio más reducido. Para su construcción fue necesario demoler el antiguo Pabellón de los Lagos, una estructura que había funcionado como salón de banquetes y sede de colonias de verano, pero que ya estaba en ruinas.
La inauguración oficial tuvo lugar el 13 de octubre de 1929. Aquel día, el Rosedal se vistió con escarapelas y gallardetes con los colores argentinos y españoles. La ceremonia reunió a autoridades nacionales y municipales, entre ellas el ministro del Interior Elpidio González, el intendente José Luis Cantilo, el embajador de España Ramiro de Maeztu y el propio Thays (h). Desde entonces, el Patio Andaluz se convirtió en un emblema del Parque 3 de Febrero y en un testimonio vivo del intercambio cultural entre ambas ciudades.