La Libertad Avanza... en dirección contraria
09 Octubre 2025
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La Libertad Avanza logró lo imposible, superarse a sí misma en incoherencia. José Luis Espert, uno de los fundadores del espacio, fue apartado como candidato bonaerense porque firmó un contrato con una persona que está siendo investigada por narcotráfico. El que se presentaba como ejemplo del “mérito y la moral del mercado” terminó tropezando con el tipo de vínculos que el propio Milei usa como bandera para denunciar a “la casta”. El problema es que, cuando la mugre aparece adentro, ya no hay enemigos cómodos para señalar.
Para reemplazarlo intentaron subir a Diego Santilli —sí, el que siempre anda a medio camino entre el PRO y cualquier otro refugio que le ofrezca candidatura—, pero la Justicia no lo permitió. El Gobierno nacional, en un gesto casi desesperado, presentó una apelación para que Santilli sea finalmente quien encabece la lista de diputados provinciales. Parece que, cuando el libre mercado de candidatos se les queda corto, también recurren al poder judicial. Así que ahora la lista la encabeza Karen Reichardt, cuyo verdadero nombre es Karina Celia Vázquez. Ni con el nombre dejan la hipocresía de lado.
También el Gobierno nacional, apurado por tapar el bochorno, pidió reimprimir las boletas, pero la Justicia no avalaría semejante desprolijidad, por un tema de logística y costos.
Por si faltaba un toque de tragicomedia, la flamante candidata dedicó las últimas horas a borrar tuits antiguos, algunos con insultos a Messi y comentarios discriminatorios. No es precisamente la limpieza institucional que los libertarios prometían, pero al menos confirma algo, en el siglo XXI, la primera reacción ante el escándalo no es dar explicaciones, sino hacer “delete”.
Lo ocurrido exhibe la fragilidad del armado de Milei. Lo que empezó como un movimiento que desafiaba al sistema terminó pareciéndose a lo peor del sistema. Los libertarios llegaron al poder repitiendo que eran distintos, pero en menos de un año ya demostraron que las internas, las improvisaciones y los intereses cruzados también son parte de su ADN político.
El Presidente, que vive en guerra con la Justicia, los gobernadores y hasta sus propios aliados, ahora tiene que lidiar con el fuego amigo. Mientras se presenta como el paladín de la transparencia y la eficiencia, su fuerza política naufraga en escándalos domésticos y candidaturas truchas. No es una crisis de nombres, es una crisis de credibilidad.
La Libertad Avanza dice venir a cambiar la política, pero en los hechos la está copiando con torpeza. Prometieron dinamitar la casta, y terminaron dinamitándose entre ellos.